Algunas de las principales preocupaciones de los viajeros son no llegar a tiempo al destino o perder tiempo y dinero en las reservas.
Después de trabajar todo el año, son muchos los que se decantan por hacer viajes largos, aprovechando las vacaciones veraniegas, para desconectar del día a día. Y aunque viajar sea una gran ilusión para muchos, también es una fuente de preocupaciones, sobre todo si se viaja con la familia o a otro continente.
Viajero con derechos
Los viajes, por muy bien planificados que estén, siempre están sujetos a incidencias. “Muchos asegurados preparan sus viajes con mayor conocimiento del destino al que se dirigen pero, cuando se encuentran desplazados y les surge cualquier imprevisto, no tienen las herramientas ni los medios necesarios para resolverlo”, explica Mireia Arenas, directora Asistencia en Viaje de ARAG, “por este motivo es necesario que alguien les asesore sobre los pasos a seguir para conseguirlo y coordine, si es necesario, la resolución de su situación”.
Y es que contratiempos que en casa podríamos solucionar de la manera más fácil, fuera de casa nos pueden causar muchos quebraderos de cabeza. Por lo general, las principales preocupaciones de los viajeros son no llegar a tiempo al destino o perder tiempo y dinero en las reservas.
Aun estando protegidos, muchos viajeros –se calcula que sobre un 17%- no reclaman si las compañías no cumplen. Y es que, para ello, para poder reclamar, primero debes saber cuáles son tus derechos.
Por ejemplo, cuando se viaja en avión, debe tenerse claro que si se produce un overbooking en un vuelo, y el viajero no puede subirse al avión, tiene derecho a reclamar una indemnización económica.
Si se viaja en tren, los derechos son algo diferentes: los pasajeros podrán pedir el 50% del precio del billete por retrasos de más de una hora. Y del total, a partir de la hora y media de retraso. En caso de cancelación, tendrán derecho al reembolso del billete, según datos de Renfe.
Cuando el viaje se realiza en barco, la Unión Europea tiene una regulación muy clara: los viajeros tienen derecho a estar informados y, si la partida se cancela o se retrasa más de 90 minutos con respecto a su hora de salida, se podrá elegir entre el reembolso del billete o un transporte en condiciones similares hasta el destino final. Además, si la partida se retrasa más de 90 minutos, el pasajero también tendrá derecho a comida y bebida y, a alojamiento, en caso que se demore hasta el día siguiente. Eso sí, en todos los supuestos, las condiciones de reclamación cambian cuando los retrasos y cancelaciones se producen por problemas meteorológicos o por incidentes ajenos a las diferentes compañías.
Atención sanitaria
Otro de los grandes miedos de los viajeros es enfermar durante el viaje. No todos los países garantizan una atención sanitaria gratuita o económica para los viajeros de otros países, y esto puede ocasionar gastos muy elevados a las personas que necesitan asistencia médica en un país que no es el suyo.
Mireia Arenas, desde ARAG, recuerda que “una persona que viaje sin seguro deberá hacer frente a todo tipo de gastos, desde el medio de transporte para llegar al centro médico hasta los gastos que en él se incurriera, incluyendo medicamentos, pruebas complementarias etc. El no contar con un seguro que coordine todos los servicios que se le prestan y, sin disponer de información de a qué servicios o proveedores dirigirse, conlleva, además del gasto económico, una fuerte sensación de desamparo y desconfianza, advierte la experta.
Para minimizar estos riesgos siempre es más que recomendable tener contratado un seguro de Viaje, que pueda responder en caso de necesidad médica y que nos pueda asesorar legalmente delante de cualquier problema o reclamación.
Fuente: